tomado de CATON. REFORMA
... Yo no soy un intelectual. Estoy seguro de que no tengo las cualidades que se necesitan para serlo, y quiero pensar que carezco de los defectos propios de esa condición.
Entiendo, sin embargo, que una de las notas características del intelectual es la de ser liberal en el más lato sentido de ese término, aplicable a quien es partidario de la libertad y ejercita las virtudes que de la libertad derivan: tolerancia; respeto al derecho y opinión de los demás; capacidad para juzgar con rectitud las cosas; apartamiento de todo dogmatismo.
No encuentro tales atributos en algunos de los intelectuales que han sido o siguen siendo partidarios de López Obrador. Han hecho de él una especie de jefe religioso cuyos dogmas no pueden ser objeto de discusión o examen y cuyos dictados son inapelables. Con eso han abdicado de su condición de críticos y se han convertido en propagandistas. Han renunciado a su libertad de pensamiento para seguir las consignas
Dicho de otra manera: han dejado de ser intelectuales para convertirse en creyentes. Lo suyo ya no es la política o el periodismo o la crítica sino la religión. Y su religión es feroz e implacable: les impide hacer la más leve crítica al caudillo, por temor a ser excomulgados y tildados de traidores a la única verdadera fe. Al perder su libertad han perdido su condición de intelectuales. Se han perdido a sí mismos. En todos los sentidos de la expresión, están perdidos...
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